Excelencia culinaria en Onomura

El éxito rotundo de Onomura Nigiri Bar se debe a un sin fin de razones: el cálido servicio, los productos mas frescos imaginables, la dedicación de su personal, la belleza de la decoración y el estilo único de ambos restaurantes, las mentes brillantes en su creativa cocina y esa pasión por la gastronomía y el buen vivir que abunda en el agradable ambiente, casi tangible y completamente irresistible que te llevarán a un paraíso de comida japonesa en la Ciudad de México.
Esta joya gastronómica nos deleita en auténticos platillos, creados con frescos ingredientes por talentosos chefs, provenientes de restaurantes como Nobu y Makoto. Único en la Ciudad de México, este Nigiri Bar combina un diseño moderno y contemporáneo con típicos toques japoneses y una larga barra donde podemos observar a los chefs de sushi creando sus obras de arte culinarias.
Aquí, cada platillo es mas exquisito que el anterior, sus seductores aromas y sabores invadiendo mis sentidos. En esta ocasión me dejé llevar por los deliciosos sabores de una selección de nigiris, algunos de ellos ahumados, creaciones atrevidas e innovadoras como carne kobe con foie gras y salmón con trufa.

Simplemente es una comida fascinante, y para disfrutar todo su esplendor, Arturo Rodríguez nos presenta las dos ubicaciones de Onomura, una en Interlomas y otra en Bosques. Onomura quiere decir lugar de encuentro, y su filosofía se basa en compartir en un espacio agradable y gozar de la alta gastronomía. Su propuesta culinaria nos transporta a través de los sentidos con platillos únicos, creados por talentosos chefs provenientes de restaurantes como Nobu y Makoto.
Sus platillos no sólo se limitan a ser hermosos, sino que son una explosión de sabores, texturas y sensaciones. Cada bocado es la oportunidad de sumergirse en un nuevo mundo, es lo más cercano a descubrir los sabores del paraíso. El restaurante combina un diseño moderno y contemporáneo con típicos toques japoneses, tonos de madera clara y oscura, una hermosa terraza y una larga barra abierta, donde los chefs crean sus obras de arte culinarias a la vista de todos.
Gocé de finos cortes de salmón sobre una piedra caliente, preparado en mi mesa con una delicada salsa japonesa, sushi de chutoro, y también probé elotes baby tiernos con mayonesa hecha en casa. El protagonista de este deleite culinario fue un platillo espectacular: la mandíbula entera de atún, crujiente en una salsa típica y presentada en todo su esplendor y enorme tamaño… un manjar único.
