El maravilloso espumoso Rosé La Santísima Trinidad

Rodeada de un suave perfume de lavandas que se transporta en el aire puro, La Santísima Trinidad nos ofrece una atmósfera de estilo provenzal. En este complejo residencial de lujo, donde además de cumplir nuestro sueño de tener una casa en el campo también hay restaurantes, hotel y enormes espacios para practicar diversas actividades deportivas, se producen vinos de excelentísima calidad.
La Santísima Trinidad es una vinícola y productora de artículos finos de lavanda inaugurada en el 2015, y desde entonces su producción aumentó de 20,000 botellas anuales a más de 120,000. Viñedos San Lucas y Viñedos San Francisco son sus desarrollos hermanos, guiados por la misma filosofía de estar en armonía con el ambiente y de ser creadores de un estilo de vida único, su más reciente incorporación es Santa Jacinta, y en el 2018 se inaugurará la vinícola Viñedos de los Senderos con una capacidad de producción anual de 15,000.

Añadiendo un toque distintivo a su portafolio de vinos, nos presenta su vino espumoso Rosé La Santísima Trinidad, un coqueto vino que nos cautiva con su color rojizo vivaz, con tonos acerados, brilloso y limpio. Este nuevo rosado espumoso es una delicia que puede disfrutarse en cualquier temporada del año: fresco, jovial, repletos de notas frutales, y sobre todo, hecho con los estándares de calidad que distinguen a La Santísima Trinidad.
Su versatilidad de lo convierte en la mejor opción para reuniones casuales, y para las celebraciones de septiembre, nos regala el maridaje perfecto con los tan esperados chiles en nogada, uno de los platillos insignia de la gastronomía y cultura mexicana, además de llevarse increíble con ceviche o bien con quesos como el camembert y dátiles.
Tiene su origen en San Miguel De Allende, Guanajuato, un estado cuya fama como productor es bien reconocida, incluso se dice que el cura Hidalgo enseñaba el oficio de vitivinicultor a los pobladores. Las uvas Malbec con que se produce se cultivan a 1.900 msnm, son regadas por goteo y cosechadas de forma manual durante la vendimia, seleccionando sólo las mejores.
En boca tiene entrada amable y sucrosa, es untuoso y con presencia de frutas rojas en el paladar y retrogusto. En nariz destacan sus aromas a frutas rojas como la fresa y berries, mermelada de frambuesa y moras y resalta la miel en la sensación de fondo.
