La Historia de Almaviva

En 1997, La Baronesa Philippine de Rothschild, Presidente del Directorio Asesor de Baron Philippe de Rothschild S.A., y Don Eduardo Guilisasti Tagle, Presidente de Viña Concha y Toro S.A., cerraron un acuerdo en sociedad con la visión de crear un vino Premium Franco-Chileno excepcional, llamado Almaviva.
Producido bajo la supervisión técnica de ambos socios, la primera cosecha fue de inmediato un suceso internacional luego de su lanzamiento al mercado en 1998.
El nombre de Almaviva, pese a su resonancia hispánica, pertenece a la literatura clásica francesa: El Conde Almaviva es el héroe de Las bodas de Fígaro, la famosa comedia de Beaumarchais (1732-1799) que más tarde sería transformada en una ópera por el genio de Mozart.
Elaborado de la mezcla de variedades clásicas de Bordeaux – en la cual predomina el Cabernet Sauvignon – Almaviva es el resultado del afortunado encuentro de dos culturas. Chile ofrece su tierra, su clima, y sus viñedos, mientras que Francia contribuye con los conocimientos técnicos de vinificación y sus tradiciones. El resultado es un vino de excepcional elegancia y complejidad. Su lanzamiento fue un enorme impulso para el desarrollo de los vinos chilenos en los mercados internacionales.
El Viñedo, ubicado en la parte más alta del Valle del Maipo, en la zona central de Chile, Puente Alto es reconocido por tener las condiciones ideales para producir los mejores Cabernet Sauvignon de Chile. Es aquí donde se han seleccionado 65 exclusivas hectáreas para la producción de Almaviva.

Las características destacadas de Puente Alto incluyen sus suelos pedregosos y muy pobres, inviernos fríos y lluviosos, y una larga temporada de madurez caracterizada por frías noches y templados días de verano. El clima mediterráneo semiárido permite obtener una excelente calidad y equilibro de las distintas cepas plantadas. En este extraordinario terroir es la influencia fría de la Cordillera de los Andes, que se manifiesta en forma de brisas frescas y en un amplio diferencial de temperaturas entre el día y la noche, sus condiciones favorables durante el periodo de maduración logran una acidez más pronunciada, una fruta roja fresca y una mayor concentración de color y aromas en los racimos.
Las viñas más antiguas fueron plantadas en 1978 en Puente Alto, lugar que ha sido reconocido por más de 30 años por tener condiciones ideales. El viñedo fue plantado con cinco distintas variedades, Cabernet Sauvignon, Carménère, Cabernet Franc y Petit Verdot, siendo de lejos mayoritario el Cabernet Sauvignon, particularmente bien adaptado al terroir de Puente Alto. El resultado final es una novela, el vino potente y único, que ofrece lo mejor de dos mundos.
Para su construcción se usaron maderas nativas desde el sur de Chile, integrándola con el típico paisaje chileno del Valle Central. Su decoración interior está inspirada en los pueblos nativos de Chile mediante el uso de símbolos y artefactos representativos de la cultura mapuche.

Compuesto de dos salas provistas de estanques de acero inoxidable adaptados al tamaño de cada cuartel de la viña, el sector de vinificación es donde se realiza la maceración y la fermentación alcohólica. Después de la maceración en los estanques, el vino es trasegado a barricas nuevas francesas. El vino en barrica se mantiene aproximadamente 10 meses, antes de ser trasladado a la sala de barricas de segundo año. Después de 6 a 8 meses de guarda en esta segunda sala, el vino es filtrado, luego devuelto a los tanques de acero inoxidable, para posteriormente proceder con el embotellado.
El vino se guarda en botellas varios meses antes de ser enviado a los Negociants de Bordeaux desde donde es distribuido hacia todo el mundo.
En el año 2017, James Suckling considerado uno de los críticos más influyentes califico con 100 puntos a la cosecha 2015 de Almaviva, posicionando nuevamente a Almaviva dentro de los mejores del mundo por su clase y elegancia. Celebrando con esta cosecha, la numero 20 desde al nacimiento de este gran vino.
